Muchos de los actuales modelos de lavavajillas son más baratos y evitan el derroche de agua y energía que caracterizó a sus predecesores. Utilizados de forma correcta sólo necesitan la mitad de agua que el lavado de platos a mano.
Los modernos lavavajillas permiten disponer de sistemas para seleccionar la temperatura del agua; incorporan también programas económicos que, mediante la eliminación del prelavado o secado y con temperaturas más bajas, logran buenos resultados y reducen notablemente el consumo eléctrico; e incluso existen modelos capaces de reaprovechar el calor del lavado sin tener que consumir nuevamente energía para calentar el agua del aclarado y secado.
Estos aspectos son especialmente importantes si se tiene en cuanta que el 90% del consumo energético de estos electrodomésticos está destinado a calentar el agua y únicamente el 10% restante activa el motor.
Fuente: El hogar ecológico - Ed. Plaza & Janes
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