En el siglo XVII se alzaba en su lugar un noviciado de los jesuitas, que en 1650 agregó una iglesia adosada al edificio.
La desamortización que hizo en 1835 el ministro Mendizábal, afectó a esta institución y en 1842 construyeron la Universidad Central, quedando la antigua iglesia convertida en paraninfo.
Ahí estuvo el polvoriento templo de la sapiencia hasta que se construyó la ciudad universitaria; momento en que pasó a una existencia más prosaica y administrativa; partidos al extrarradio los estudiantes tronados; que alimentaban a los libreros de lance; vivían en pensiones familiares y corrían modestas juergas por la calle de Echegaray.
Hoy, al edificio le han lavado la cara para que contenga dignamente a la Asamblea de la Comunidad, que tiene de realquilado al Consejo Escolar.
Fuente: Recuerdos de Madrid en Postales – Diario-16
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