Jesucristo va caminando por el desierto con sus doce apóstoles. En un momento dado les ordena:
- ¡Tomad una piedra y marchad con ella a cuestas!
Todos toman una piedra bien grande, salvo Judas que toma una bien pequeña.
Al poco tiempo, le dicen:
- ¡Maestro, tenemos sed!
Entonces Jesucristo exclama:
- ¡Entonces, que las piedras se conviertan en agua!
Todos beben hasta hartarse, menos Judas, a quien apenas le alcanza para un sorbito. Jesucristo vuelve a ordenar:
- ¡Tomad otra piedra para volver a caminar!
Todos toman su piedra, pero Judas, esta vez toma un peñasco de una tonelada.
Trescientos kilómetros después, ven a un campesino que no obtiene cultivo de su tierra por falta de abono; entonces Jesucristo exclama:
- ¡Que las piedras se conviertan en abono!
Judas, casi tapado de mierda extiende sus brazos y clama al cielo:
- ¿Es o no es para traicionarlo?
- ¡Tomad una piedra y marchad con ella a cuestas!
Todos toman una piedra bien grande, salvo Judas que toma una bien pequeña.
Al poco tiempo, le dicen:
- ¡Maestro, tenemos sed!
Entonces Jesucristo exclama:
- ¡Entonces, que las piedras se conviertan en agua!
Todos beben hasta hartarse, menos Judas, a quien apenas le alcanza para un sorbito. Jesucristo vuelve a ordenar:
- ¡Tomad otra piedra para volver a caminar!
Todos toman su piedra, pero Judas, esta vez toma un peñasco de una tonelada.
Trescientos kilómetros después, ven a un campesino que no obtiene cultivo de su tierra por falta de abono; entonces Jesucristo exclama:
- ¡Que las piedras se conviertan en abono!
Judas, casi tapado de mierda extiende sus brazos y clama al cielo:
- ¿Es o no es para traicionarlo?
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