La calle de Toledo es una calle galdosiana y también jesuítica. Es, sobre todo, una calle profundamente popular.
La invasión del comercio moderno no ha impedido la persistencia de tiendas añejas en esta zona. Todavía se pueden comprar cacharros para la matanza y sillas de anea, artículos que demandaban los viajeros que, procedentes de los pueblos, solían alojarse en las posadas de la Cruz, de Medina, de la Ursula...
La calle de Toledo llegaba, hasta principios de siglo pasado, sólo a la Puerta de Toledo; en 1902 se mudó el nombre al paseo de los Ocho Hilos y se prolongó la calle hasta la glorieta de las Pirámides, junto al Manzanares.
La fotografía está tomada más o menos, desde la antigua plazuela de la Berenjena, así que no llega a entrar en ella la próxima catedral de San Isidro.
Fuente: Recuerdos de Madrid en Postales – Diario-16