Algunos de los ejemplos más
frecuentes de consumo energético completamente inútil son: no apagar las luces
al salir de las habitaciones, mantener encendida continuamente la llama del
calentador, dejar que se acumule hielo en el interior del frigorífico o
mantener la calefacción cuando vamos a estar ausentes de casa.
Trasladando al ámbito doméstico
los métodos de las empresas más eficientes, puedes llevar a cabo una sencilla
auditoria energética en la que identifiques los distintos espacios y artefactos
de la vivienda, el uso que haces de ellos y las verdaderas necesidades en
relación al consumo de energía.
Recuerda que no todas las
habitaciones requieren la misma cantidad de luz, ni todas las horas del día el
mismo nivel de calefacción. De esta forma lograrás controlar el consumo y
evitar derroches.
Fuente: El hogar ecológico - Ed. Plaza & Janes
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