Cuando regreso, pregunta al hijo si ha pasado algo insólitos mientras ha estado fuera.
- Si papá –dice orgullosamente el hijo- He curado por fin a la señora García de aquella pesada indigestión que la molestaba desde hacía treinta años.
¡Imbécil! –le grita su padre- ¿No sabes que ha sido precisamente esa indigestión la que ha pagado los gastos de tu universidad?
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