5 feb 2010

El negocio millonario del agua mineral

No es más que agua, la misma combinación de hidrógeno y oxígeno que sale del grifo de cualquier hogar con agua potable. Sin embargo en los últimos años la venta de agua mineral se transformó en uno de los negocios más boyantes en los Estados Unidos, capaz de mover cada año unos 9.000 millones de dólares.

En menos de tres décadas pasó de que fuera inconcebible la idea de pagar más por algo que sale del grifo a que el agua mineral embotellada a ocupar el segundo lugar en ventas en el mercado de las bebidas no alcohólicas.

Así lo confirma el último estudio de mercado en este campo, que vaticina para dentro de unos 10 ó 15 años el reinado absoluto del agua mineral embotellada sobre cualquier otra bebida no alcohólica.

La mejor muestra son los verdaderos californianos que junto con sus descapotables, gafas de sol y el perfecto moreno añadieron desde hace años a su indumentaria la indispensable botella de agua mineral.

La moda comenzó en Francia, en el pequeño pueblo de 7.500 habitantes de Evian.

Pocos sabrán ubicar la ciudad en el mapa, próxima al lago Ginebra, pero cualquier consumidor medio podrá encontrar este nombre en el supermercado.

La localidad posee la planta embotelladora más grande del mundo de agua mineral desde donde consiguió convencer, primero a los europeos y luego a los norteamericanos de la pureza de sus aguas.

En la actualidad Evian embotella 1.500 millones de litros de agua al año que vende a 150 países.

La importancia de este mercado fue rápidamente atendido por otras empresas.

"Perrier" se impuso con su botella verde en el área del agua de moda, por ende gasificada, mientras las mayores firmas de bebidas no alcohólicas, Pepsico y Coke, reclamaron su parte del pastel con sus propias marcas, Aquafina y Dasani, respectivamente.

El principal punto de venta es la salud. Tanto en sus nombres como en su imagen de marca todas estas aguas tienden a subrayar la pureza de su contenido.

Además está la moda. El consumo de agua mineral se ha convertido en una imagen de marca o señal de estatus entre sus consumidores.

El agua de Fiji, en su botella cuadrada y con etiquetas que reproducen el verde frescor de la vegetación de esa isla paradisíaca, se ha convertido en la bebida oficial de las estrellas de Hollywood.

Por contra las botellas cilíndricas de cristal sin grabar con sus tapaderas grises típicas del agua Voss, procedente de Noruega, adornan las habitaciones de los hoteles más de moda en Los Ángeles para que sus residentes además sacien su sed.

Un lujo que como cualquier imagen de marca cada vez es más caro y ya sea por la lejana procedencia de algunos de estos líquidos o por sus elevados márgenes de beneficio, del orden del 25 al 30%, el precio de una botella de agua puede asemejarse al de cualquier otra bebida, incluso alcohólica.

"El público ve la opción de beber agua como la más saludable", confirma Arthur von Wiesenberg, autor que también encontró su mercado en el campo del agua mineral sobre el que ha escrito cuatro libros.

Sin embargo, no siempre el agua mineral esconde esa pureza que vende o con la que se anuncia.

Mientras que en los Estados Unidos el agua del grifo está controlada por la Agencia de Protección del Medio Ambiente, la embotellada entra dentro de la jurisdicción del Departamento de Alimentación y Fármacos.

Y un estudio de la Consejería Nacional en Defensa de los Recursos Naturales señaló en 1999 que la normativa vigente para el agua potable del grifo es más estricta que la que controla el agua embotellada.

(Fuente)

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