Un señor sube a un tren y va a sentarse junto a una monjita sin darse cuenta de que sobre el asiento hay un paquete. Le dice la monjita: - ¡Cuidado, cuidado, los huevos! El señor, dándose cuenta de la existencia del paquete, dice: - ¿Lleva usted huevos en ese paquete, hermana? La monja le contesta: - No, son alfileres.
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