- Papá papá, ¡mira! – dice un pequeñín de tres años levantando su dedito.
- ¡Oh, sí! ¡Que bonito! – contesta el padre sin tener mucha idea de lo que le dice el niño.
- ¡Papá mira! – vuelve a decir el niño enseñándole su dedo.
- ¡Un dedo! ¡A que me lo como! ÑAM ÑAM ÑAM – bromea el padre metiéndose el rechoncho dedo de su hijo en la boca.
Inmediatamente el niño se mira el dedo y empieza a llorar:
- ¡¿Dónde está mi mocoooooo?!
- ¡Oh, sí! ¡Que bonito! – contesta el padre sin tener mucha idea de lo que le dice el niño.
- ¡Papá mira! – vuelve a decir el niño enseñándole su dedo.
- ¡Un dedo! ¡A que me lo como! ÑAM ÑAM ÑAM – bromea el padre metiéndose el rechoncho dedo de su hijo en la boca.
Inmediatamente el niño se mira el dedo y empieza a llorar:
- ¡¿Dónde está mi mocoooooo?!
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