- Manuel, me duele mucho el hombro. Creo que debería ir a ver a un doctor.
- Tranquilo, Andrés. Hay una máquina en la farmacia del pueblo que puede detectar cualquier enfermedad mucho más rápidamente que un médico.
- ¿Y cómo funciona eso?
- Simplemente tienes que poner una muestra de tu orina y la máquina diagnosticará tu problema. Además te dirá qué puedes hacer para solucionarlo. ¡Y sólo cuesta un euro! ¿No te parece maravilloso?
Así que Andrés llenó un frasco con su orina, fue a la farmacia, puso la muestra dentro de un tubo que sobresalía de la máquina y depositó el euro en la ranura. El invento comenzó a hacer ruidos, a encender y apagar luces y, tras una pequeña pausa, salió un papel que decía:
"Usted tiene hombro de tenista: Frote su brazo con agua bien caliente y sal. No haga esfuerzos físicos. En dos semanas va a estar mucho mejor."
Andrés pensó que aquello era demasiado y que tenía que haber trampa, así que volvió a su casa y mezcló agua del grifo, con un poco de excremento del perro y pis de su hija y de su mujer. Para terminar, se masturbó y añadió su semen al tarro.
Lo agitó todo bien, regresó a la farmacia y metió otro euro. ¡Luces, sonidos! Y la máquina imprimió el siguiente análisis:
"Su agua es demasiado impura: cómprese un purificador. Su perro tiene parásitos: dele vitaminas. Su hija es drogadicta: llévela a terapia. Su esposa está embarazada, no es suyo: consiga un abogado... Y, si no deja de masturbarse, jamás se le va a curar ese hombro"
- Tranquilo, Andrés. Hay una máquina en la farmacia del pueblo que puede detectar cualquier enfermedad mucho más rápidamente que un médico.
- ¿Y cómo funciona eso?
- Simplemente tienes que poner una muestra de tu orina y la máquina diagnosticará tu problema. Además te dirá qué puedes hacer para solucionarlo. ¡Y sólo cuesta un euro! ¿No te parece maravilloso?
Así que Andrés llenó un frasco con su orina, fue a la farmacia, puso la muestra dentro de un tubo que sobresalía de la máquina y depositó el euro en la ranura. El invento comenzó a hacer ruidos, a encender y apagar luces y, tras una pequeña pausa, salió un papel que decía:
"Usted tiene hombro de tenista: Frote su brazo con agua bien caliente y sal. No haga esfuerzos físicos. En dos semanas va a estar mucho mejor."
Andrés pensó que aquello era demasiado y que tenía que haber trampa, así que volvió a su casa y mezcló agua del grifo, con un poco de excremento del perro y pis de su hija y de su mujer. Para terminar, se masturbó y añadió su semen al tarro.
Lo agitó todo bien, regresó a la farmacia y metió otro euro. ¡Luces, sonidos! Y la máquina imprimió el siguiente análisis:
"Su agua es demasiado impura: cómprese un purificador. Su perro tiene parásitos: dele vitaminas. Su hija es drogadicta: llévela a terapia. Su esposa está embarazada, no es suyo: consiga un abogado... Y, si no deja de masturbarse, jamás se le va a curar ese hombro"
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