Allí todos trabajaban duro, excepto un chaval que estaba apoyado en la pared, con las manos en los bolsillos. El jefe pensó que aquella era una buena oportunidad para dejar bien clara su nueva metodología...
- Disculpe, joven... ¿Puede decirme cuánto gana usted al mes?
- Unos 500 euros, señor.
El jefe sacó un billete rosa del bolsillo y se lo tiró al chaval.
- Pues aquí tiene su sueldo de este mes. Ahora desaparezca y no quiero volver a verle por aquí.
El muchacho lo miró extrañado, guardó el billete y se fue corriendo. Entonces el jefe, orgulloso, espetó a los otros trabajadores, totalmente atónitos ante lo sucedido:
- A partir de ahora, así se harán las cosas en esta empresa. Por cierto... ¿cuál era el trabajo de ese gandul?
- Verá, señor... Vino a entregar una pizza...
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