Casi todos los limpiadores de baño (como la lejía) contiene cloro, una sustancia que ataca los gérmenes pero también otras formas de vida no dañinas, y cuyas emanaciones irritan los ojos, la nariz y la garganta, amén de dañar los pulmones.

Puedes sustituirlos por productos biodegradables ya comercializados, o bien vertiendo vinagre y dejando que actúe toda la noche. A la mañana siguiente cepillas con ayuda de bicarbonato, y comprobarás que los resultados son inmejorables y no dañan el ambiente.
El bórax es otro limpiador-desinfectante-desodorizante inocuo que se puede adquirir en farmacias o droguerías.
Los desodorantes para el retrete son productos inútiles para la desinfección, nocivos para las vías respiratorias y muy contaminantes para los ríos.
Fuente: El hogar ecológico - Ed. Plaza & Janes
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