La
conducción de un vehículo impone una responsabilidad que va más allá del
respeto a las normas de circulación.
El
uso del coche se ha convertido en la principal fuente de contaminación en las
grades ciudades.
Son muchas las asociaciones ecologistas que reclaman la inclusión
de un código medioambiental de obligado cumplimiento para los automovilistas.
Incluso en algunas ciudades se ha intentado crear un cuerpo policial específico
(las famosas "patrullas verdes"), pero resulta realmente imposible
regular los niveles de ruido, la emisión de gases y el exceso de consumo de
cada uno de los vehículos que circula.
Todo
pasa necesariamente por la actitud personal de cada conductor, por una
corresponsabilidad con el resto de ciudadanos y con nosotros mismos, que se
expresa ejercitando el derecho a conducir un vehículo con sentido común. Toda
posibilidad de recuperación ambiental en las ciudades está supeditada a la
concienciación de los automovilistas con respecto al impacto ambiental que
causas nuestros vehículos.
Fuente: El hogar ecológico - Ed. Plaza
& Janes
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