Deben ser limpiadas con frecuencia ya que la grasa acumulada se convierte en un producto fácilmente inflamable.
Los modelos más sencillos puedes lavarlos con una esponja empapada en agua caliente y un detergente amoniacado.
También resulta eficaz una mezcla de líquido lavaplatos y detergente en polvo para lavadoras, con la cual frotas la suciedad adherida al extractor.
Para la limpieza de los modelos con filtro habrá que seguir las instrucciones de los fabricantes, aunque normalmente puedes meterlos en el lavavajillas. Si se trata de filtros desechables es imprescindible cambiarlos periódicamente, ya que son componentes que pueden provocar un incendio.
Fuente: El hogar ecológico - Ed. Plaza & Janes
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