En lugar de utilizar líquido limpiacristales agrega dos o tres cucharadas de alcohol de quemar en el agua destinada a la limpieza.
Con la esponja empapada en este líquido limpia los cristales y luego los repasas con una gamuza muy seca.
Si están muy sucios, corta una cebolla por la mitad y frota con ella los vidrios. Comprobarás que las manchas se ablandan y la suciedad se adhiere al bulbo. Cuando la cebolla esté sucia corta una rodaja fina y continúa limpiando.
No debes limpiar las ventanas mientras les da el sol, para evitar marchas en los cristales y un innecesario brillo azulado.
Fuente: El hogar ecológico - Ed. Plaza & Janes
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