La primera guerra de Cuba duró diez años a partir del Grito
de Yara.
Luego vino la guerra chiquita, que sólo duró uno, y, por
último hubo otra guerra de cuatro años, y Cuba cobró su independencia.
Miles de españoles y cubanos perdieron sus vidas en aquella
interminable sangría, algunos de ellos en actos de valor suicida como el que
acometió el inclusero madrileño Eloy Gonzalo, que se la jugó con una lata de
gasolina y una cuerda amarrada a la cintura, tal como se le ve en la estatua de
Aniceto Marinas que ocupa el centro de la Cabecera del Rastro.
El monumento fue inaugurado en 1902 por S.M. Alfonso XIII,
cuando se celebraba la jura de la Constitución por celebrar algo.
El héroe de Cascorro ocupa uno de los más alegres y
populares enclaves de Madrid.
Fuente: Recuerdos de Madrid en Postales – Diario-16
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