
También
son sometidas a tratamientos protectores con sustancias que dejan residuos
nocivos susceptibles de ser absorbidos por el organismo.
En
cambio las fibras naturales, como por ejemplo la lana, pueden absorber mucha más
humedad o sudor sin dar la sensación de mojado a quien las usa.
Otra
ventaja de los tejidos naturales es que son capaces de acoger grandes cantidades
de aire, creando así una barrera térmica que protege del frío y el calor.
Fuente: El hogar ecológico - Ed. Plaza
& Janes
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