Los fosfatos y tensioactivos son los componentes más controvertidos de los detergentes. La función de los primeros es ablandar el agua para mejorar su poder limpiador. Pero actúan como un poderoso contaminante: al llegar a los cursos fluviales propician el crecimiento de las algas, hecho que impide que el oxígeno llegue a los peces y la restante vida acuática.
Los tensoactivos facilitan que la suciedad se separe de las fibras, pero también son responsables de alergias y trastornos cutáneos, así como de la espuma cada vez más frecuente en los cursos de agua. Hoy en día existen muchos productos que han reemplazado estos componentes por otros menos agresivos e igual de eficaces.
Conviene tomarse el trabajo de comprobar en las etiquetas la ausencia de fosfatos y tensioactivos catiónicos, extremadamente contaminantes.
En su lugar los jabones ecológicos sueles incluir zeolitas, tensioactivos aniónicos u otros componentes obtenidos de grasa animal o vegetal.
Fuente: El hogar ecológico - Ed. Plaza & Janes
No hay comentarios:
Publicar un comentario