Dos días antes de salir, la esposa de Paco le dijo que no le dejaba ir. Los amigos estaban muy molestos con la noticia, pero no podían hacer nada.
Dos días después, los otros tres amigos llegaron al campamento y encontraron a Paco, con la tienda ya levantada, una buena cantidad de leña y la cena casi lista.
- ¡Pero bueno! ¿Cómo has convencido a tu mujer?
- Pues veréis: Ayer por la noche estaba yo sentado en mi sillón favorito y mi mujer se me acercó por la espalda, me tapó los ojos y me dijo, “¿Quién soy?”.
Retiré las manos y vi que sólo llevaba un picardías nuevo, perfumado y transparente.
Me agarró la mano y me llevó al dormitorio, que estaba iluminado con velas y tenía pétalos de rosa por todos lados. En la cama, ¡había colocado esposas y cuerdas! Me dijo que la atara y la esposara a la cama, así que lo hice. Cuando terminé de atarla, me dijo, “¡Haz lo que quieras!”. Y… aquí estoy.
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