En octubre de 1868 nacía la peseta, una moneda con la que el Gobierno de la época pretendía estabilizar la economía y que, durante los años transcurridos desde su aparición, ha constituido un fiel reflejo de la historia de España. A lo largo de este tiempo, la peseta vivió momentos de esplendor, pero también ha sufrió reveses importantes.
Su vida ha estado ligada a distintos monarcas, ha sido republicana, tradicionalista, liberal y se ha llegado a vestir, incuso, con los incómodos ropajes de una larga dictadura.
Ha rendido homenaje a personalidades destacadas de diversos ámbitos de la cultura y ha exaltado valores como la justicia, la familia o la libertad. A pesar de que la azarosa vida de esta moneda llegó a su fin, no cabe duda de que la peseta permanecerá en nuestra memoria colectiva aún durante mucho tiempo.
El 28 de febrero de 2002 fue la fecha de la definitiva desaparición de la peseta como medio de pago. Desapareció de bancos, tiendas, monederos y huchas de los niños. Aún así, serán muchas las generaciones que recordarán la presencia de la peseta en sus vidas.
El 21 de noviembre de 2000, los talleres de la Real Casa de la Moneda – Fabrica Nacional de Moneda y Timbre imprimían los últimos billetes con valor nominal expresado en pesetas. Las planchas y útiles específicos para su impresión quedaron convertidos en piezas de museo.
Fuente: El papel de la Peseta – El País–Aguilar.
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