Tiene la Puerta de Toledo la desgracia de relacionarse con dos de los reyes peor vistos por los españoles: José Bonaparte, llamado “Pepe Botella”, y Fernando VII, a quien pusieron “El Deseado” antes de conocerlo; luego le llamaron cosas mucho menos agradables.
Mando el primero iniciar las obras y fue el segundo quien tuvo la puerta como arco del triunfo para su retorno.
Es obra de Antonio López Aguado, uno de los discípulos de Juan de Villanueva.
Según algunos se trata de un gran exponente del neoclasicismo romántico; según otros, sólo es “un elefante de piedra cebado con adoquines”.
Por la parte exterior había ejecuciones públicas y encierros de reses bravas.
Fuente: Recuerdos de Madrid en Postales – Diario-16
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