Los ambientadores comerciales no son recomendables ya que suelen incorporar sustancias peligrosas como la naftalina, y lo único que hacen es enmascarar los malos olores con otros sintéticos y más fuertes. Además polucionan el ambiente con residuos químicos y generan envases de desecho.
Otras opciones son los decorativos popurrís (mezcla de flores secas, hierbas y esencias), incensarios o vaporizadores con aceites esenciales.
Un ambientador sencillo y eficaz se elabora hirviendo agua con una bolsita de menta poleo. Deja enfriar y añades una cucharadita de zumo de limón. Otra posibilidad consiste simplemente en hervir flores de naranjo frescas, a fuego lento y con poco agua.
Fuente: El hogar ecológico - Ed. Plaza & Janes
No hay comentarios:
Publicar un comentario