Antes de desechar una esponja impregnada de suciedad, introdúcela en una bolsa de tela cerrada y ponla en la lavadora junto con la ropa sucia, como servilletas.

Para evitar la oxidación de las esponjas de acero deben guardarse en una pequeña vasija de barro, material que absorbe la humedad.
Si lo que se desea recuperar es una esponja natural endurecida con el tiempo, bastará con que la dejes todo el día en agua salada y posteriormente enjuagues bien con agua: de este modo recuperará suavidad y flexibilidad.
Fuente: El hogar ecológico - Ed. Plaza & Janes
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