Los pequeños tarros de cristal
en que se envasan la mayoría de conservas vegetales pueden ser muy útiles una
vez vacíos. Resultan ideales para utilizar en cocina: la pasta, harina,
legumbre y arroz se conservan mejor en estos tarros que en los paquetes de plástico
en que vienen envasados; además permiten identificar su contenido con una
simple ojeada.
Lo mismo ocurre con el material
de bricolaje (clavos, tornillos, tacos, etc.). Convenientemente colocados en
estanterías, el uso de estos botes es una manera limpia y ordenada de guardar y
localizar el material.
Como portalápices, hucha, o incluso como semilleros, los
frascos de conserva vacíos constituyen un magnífico ejemplo de reutilización.
Fuente: El hogar ecológico - Ed. Plaza & Janes
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