En
lugar de utilizar blanqueadores industriales puedes obtener buenos resultados
agregando a la lavadora un calcetín anudado con medio limón en su interior.
Para
blanquear las prendas delicadas que han amarilleado con el paso del tiempo, añade
al agua del último aclarado una cucharada de bórax por cada diez litros de
agua. Utilizar cualquiera de estos métodos es más recomendable que hacer uso
de detergentes con blanqueadores ópticos.
Estos
productos desprenden una luz azulada que hace que los tejidos den la sensación
de estar más limpios, cuando en realidad se trata sólo de un reflejo óptico.
Además este tipo de blanqueadores puede producir alergias cutáneas y no son
biodegradables.
Fuente: El hogar ecológico - Ed. Plaza
& Janes
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