Dos leones huyeron un día del zoológico. En la huída cada uno partió con rumbo diferente. Uno fue para la selva y el otro para el centro de la ciudad. Los buscaron por todos lados, y nadie los encontró.
Después de un mes, y para sorpresa de todos, volvió el león que había huido para la selva. Regresó flaco, famélico y con fiebre. Fue reconducido a la jaula. Pasaron tres meses y nadie se acordaba del león que había ido para el centro de la ciudad hasta que un día el león fue capturado y llevado al zoo. Estaba gordo, sano, y desbordante de salud.
Al ponerlos juntos, el león que huyó para la selva le pregunta a su colega:
- ¿Cómo estando en la ciudad tanto tiempo regresas tan bien de salud? Yo fui a la selva y tuve que regresar porque casi no encontraba que comer.
El otro león le explicó:
- Me armé de coraje y me escondí en un Ministerio. Cada día me comía a un funcionario y nadie advertía su ausencia.
- ¿Y por qué regresaste?....¿se acabaron los funcionarios?
- Nada de eso. Los funcionarios públicos nunca se acaban. Sucede que cometí un error gravísimo. Me había comido a un gerente, a un director de recursos humanos, cinco adjuntos, tres coordinadores, diez asesores, doce jefes de sección, quince jefes de división, cincuenta secretarias, y nadie los dió por desaparecidos.
- Entonces ¿qué pasó?
- Pues que un día me comí al que servía el café y ahí ya se jodió todo.
Después de un mes, y para sorpresa de todos, volvió el león que había huido para la selva. Regresó flaco, famélico y con fiebre. Fue reconducido a la jaula. Pasaron tres meses y nadie se acordaba del león que había ido para el centro de la ciudad hasta que un día el león fue capturado y llevado al zoo. Estaba gordo, sano, y desbordante de salud.
Al ponerlos juntos, el león que huyó para la selva le pregunta a su colega:
- ¿Cómo estando en la ciudad tanto tiempo regresas tan bien de salud? Yo fui a la selva y tuve que regresar porque casi no encontraba que comer.
El otro león le explicó:
- Me armé de coraje y me escondí en un Ministerio. Cada día me comía a un funcionario y nadie advertía su ausencia.
- ¿Y por qué regresaste?....¿se acabaron los funcionarios?
- Nada de eso. Los funcionarios públicos nunca se acaban. Sucede que cometí un error gravísimo. Me había comido a un gerente, a un director de recursos humanos, cinco adjuntos, tres coordinadores, diez asesores, doce jefes de sección, quince jefes de división, cincuenta secretarias, y nadie los dió por desaparecidos.
- Entonces ¿qué pasó?
- Pues que un día me comí al que servía el café y ahí ya se jodió todo.
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