Durante un vuelo transoceánico, el avión entra en una tormenta terrible en medio del océano y un rayo destroza un ala, por lo que el avión comienza inmediatamente a caer en picado. Los pasajeros entran en pánico, y en eso un sacerdote se levanta como puede de su asiento y exclama:
- Hermanos y hermanas, tranquilos. Juntemos nuestras manos y oremos para que Dios nos lleve al cielo.
Entonces un pasajero dice:
- Si, padre, pero hagámoslo rápido porque vamos en sentido contrario.
- Hermanos y hermanas, tranquilos. Juntemos nuestras manos y oremos para que Dios nos lleve al cielo.
Entonces un pasajero dice:
- Si, padre, pero hagámoslo rápido porque vamos en sentido contrario.
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