¿Con qué se limpiaban los
dientes nuestros antepasados cuando no existía la pasta dental? Muy sencillo:
con sal común. Puedes probarlo cuando te quedes sin dentífrico, y si quieres
que sepa mejor añade unas gotas de esencia de menta.
El bicarbonato es otro excelente
desinfectante bucal: sumerge el cepillo en una taza con agua y bicarbonato y cepíllate
a fondo. Ahora bien, mucho más importante que el dentífrico es el cepillado.
Consulta con tu dentista la medida del cepillo y la forma de cepillarte. Tan
elemental como elegir bien el cepillo es cambiarlo cuando las cerdas se gastan o
deforman.
Lo ideal es cepillarse después
de cada comida (especialmente después de ingerir alimentos dulces o ácidos),
pero si no puedes cumplir con esta rutina, toma medidas alternativas: enjuágate
la boca con agua al acabar de comer; utiliza el hilo dental, que siempre es un
buen complemento; como una manzana a mordiscos como postra, o mastica un chicle
sin azúcar durante un buen rato tras la comida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario