Un boxeador que ha recibido más golpes de la cuenta y que sufre de insomnio le comenta a un amigo su problema y éste le asesora:
- ¿Por qué no pruebas a contar ovejas?
Convencido, el boxeador se dispone a probar esta táctica. Al poco tiempo vuelven a encontrarse.
- ¿Qué tal, se solucionó el problema?
- ¿Qué tal, se solucionó el problema?
- Que va, sigue igual, hice lo que decías pero cada vez que llegaba a nueve, por la fuerza de la costumbre, me levantaba otra vez.
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