A pesar de sus evidentes mejoras,
el lavavajillas sigue siendo un electrodoméstico de alto consumo eléctrico. Sin
embargo, algunos hábitos sencillos aumentan su rentabilidad y disminuyen su
incidencia en el gasto energético.
Acumula la vajilla a lo largo del
día hasta que completes la carga; si tienes cantidades pequeñas de platos,
vasos o cubiertos, siempre es preferible la limpieza a mano.
El enjuague previo de la vajilla
es innecesario y doble el consumo de agua, por lo tanto limítate a retirar los
restos de comida y deja que el lavavajillas haga su trabajo.
Si no tienes prisa y quieres
ahorrar energía interrumpe el funcionamiento antes de que comience el proceso
de secado y deja la puerta abierta para que la vajilla se seque a temperatura
ambiente.
Es recomendable utilizar
detergentes con un bajo contenido en cloro, silicatos metálicos y fosfatos,
limitar el uso de abrillantadores, ya que son un producto totalmente
prescindible.
Fuente: El hogar ecológico - Ed. Plaza & Janes
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