La iluminación representa la cuarta parte del consumo eléctrico de la casa, aunque en viviendas con pocos electrodomésticos este consumo llega a suponer hasta un 50% del recibo de la luz.
De ahí la importancia de un uso racional. Por razones económicas y ecológicas es preferible la iluminación natural a la artificial.
Los colores claros en paredes y mobiliario reflejan mejor la luz y ayudan a crear ambientes más luminosos.
El polvo y la suciedad acumulados en las fuentes de luz dificultan su correcta difusión.
Los tubos fluorescentes, por su gran superficie, y las luminarias son especialmente proclives a acumular polvo, por lo que debes repasarlos periódicamente.
Fuente: El hogar ecológico - Ed. Plaza & Janes
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