La ducha es el método más
recomendable para la limpieza diaria del cuerpo. Sin embargo, esporádicamente
(por ejemplo, tras una intensa jornada de trabajo) puedes permitirte un baño
reparador sumergido en sustancias naturales.
Si lo que buscas es un baño
relajante, tienes que poner a hervir un puñado de hojas de laurel y otro de
hojas de hiedra. Tras una ebullición de quince minutos, lo añades al agua del
baño. El efecto reconfortante se logra a través de la absorción de la piel y
de la aspiración del vapor.
Para obtener una acción
purificadora debes hervir un kilo y medio de salvado durante diez minutos, que
se vierte en la bañera tamizándolo por un colador. Toma un baño de un cuarto
de hora dejando que el agua recorra todo tu cuerpo.
Fuente: El hogar ecológico - Ed. Plaza & Janes
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