Acudir a las playas cuando aún
no están masificadas puede ser la mejor terapia para diversas afecciones. La
arena de la playa es un absorbente natural que elimina las impurezas de la piel
y actúa como estimulante del organismo.
Enterrarse en la arena ayuda a
aliviar molestias y enfermedades óseas como la artrosis, el reumatismo y la ciática.
El agua marina actúa como
tonificante y revitalizante, y su mezcla de sal y yodo resulta ideal para las
enfermedades de la piel.
El sol, por su parte, tiene
muchas virtudes, siempre y cuando se tomen precauciones como limitar las horas
de exposición y utilizar cremas protectoras.
Fuente: El hogar ecológico - Ed. Plaza & Janes
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