En Madrid, y particularmente en la Puerta del Sol, los
problemas de tráfico vienen de muy antiguo.
La primera pragmática sobre el particular fue promulgada
en 1578; en 1787 se prohibió la entrada en la ciudad de los coches, que debían
quedar aparcados a 325 varas de las puertas. Cuando se inauguró esta
extraordinaria primera estación del Metro, algunos debieron de pensar que se
había terminado el problema. Estaban listos. Pese a las líneas actuales con más
de 100 kilómetros largos -que se siguen ampliando- de recorrido, la circulación
madrileña sigue siendo un desastre.
Fuente: Recuerdos de Madrid en Postales – Diario-16
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